9 de octubre de 2018

Sri Ganesha



Desde tiempos inmemoriales, el elefante, ha merecido la atención del hombre. Y es en Oriente, sobre todo, donde su presencia ha suscitado mayor interés no sólo como objeto de estudio, sino como símbolo religioso. Y es en la India, en especial, donde su presencia conmueve y evoca toda una espiritualidad. La devoción multitudinaria al Dios con cabeza de elefante evidencia esto. 

Quienes hayan tenido el privilegio de estar cerca a un elefante han podido percatarse de la majestuosidad de su presencia, y a la vez de su mansedumbre. 

Una vez escuché decir sobre las gigantescas estatuas de Buda de Tailandia, que éstas mostraban “sensualidad y moralidad a la vez,”. De igual modo, podríamos decir que el elefante, tanto como ser vivo y como representación evoca la idea de imponencia y poder, así como también serenidad y paz a la vez. 

Dentro del arte sagrado hindú, podemos encontrar al elefante en los antiguos Templos de Ellora (estado de Maharastra) hasta las esculturas del moderno Templo de Akshardhám a las afueras de Delhi. También es importante señalar que en la Bhagavad Gita, el libro sagrado más conocido del hinduismo, el elefante es mencionado como uno de los animales más excelentes. 


Para el estudioso alemán Heinrich Zimmer, el elefante es mencionado en el RigVeda, el primero de los vedas, la literatura sagrada más antigua de la humanidad. Es mencionado como Airavata, el sostén y vehículo de Indra, uno de los dioses más importantes del panteón védico. Después, ya como Ganesha o Ganapati se representa como el hijo de Shiva y Párvati. Por esta genealogía sólo podemos esperar cosas buenas y auspiciosas del dios cabeza de elefante. 

Ganesha es invocado por sus adoradores para afianzar la memoria y auspiciar el estudio de los libros sagrados. Muchos deben haber escuchado la expresión tiene “memoria de elefante”. Se dice también que el elefante es casto y dócil. Podríamos entonces preguntarnos: ¿no son estas las cualidades que debe tener todo estudiante? En la India el brahmachari, y todo estudiante que se precie de tal, debe ser casto en la etapa primera de sus estudios. Debe ser dócil con su maestro, pues la reverencia al gurú garantiza la recepción de la sabiduría. Y debe cultivar la memoria, sin la cual todo aprendizaje sería imposible. 

En los bestiarios de la Edad Media, los mismos que tienen su antecedente en las obras de Aristóteles, dan cuenta de esas cualidades sublimes de algunos animales, como el elefante. Y podemos decir que el reconocimiento de estas cualidades es posible, según la perspectiva hindú, gracias a la mirada empática que se tiene hacia la realidad. Y esto siempre será una exigencia de la vida hindú. 

Om Ganesha Sharanam